miércoles, 1 de mayo de 2019

Reflexionando, ando...


Presentando, ando…
Soy Fran Sepulcre de Salesianos Elche... en estos momentos desempeño la tarea de jefe de estudios de infantil y primaria y doy clase en 6º de primaria de Socials y Religión...
¿Como me defino? Feliz. Padre. Amante del Elche CF. Seguidor de Harry Potter. Me gusta Sherlock Holmes y los Superhéroes de Marvel y DC.

Evaluar para aprender…
Con todo lo que se habla en educación, con tanta creatividad en cuanto a las metodologías. Al final siempre aparece la misma pregunta sobre qué entra y qué no entra para el examen. ¿Qué es lo que tengo que estudiar? Porque todo dependerá de aquello que se pregunte en el examen.
La evaluación debe ser un proceso para obtener una información sobre los aprendizajes del alumnado, analizar y reflexionar sobre dicha información, para tomar después una serie de decisiones y continuar así mejorando dichos aprendizajes.


Bicicleta de la evaluación…

Aquí está mi bicicleta de la evaluación… y después de las aportaciones de Jose…
¿qué tengo que hacer?
Vincular todas las actividades con  los estándares, criterios y competencias.
Tener un feedback constante con los alumnos (gran “descubrimiento” que he hecho del curso… mi feedback ha sido siempre casi inexistente…)
Valorar los procesos y la adquisición de competencias…

Diseño de actividades…

Creo que queda reflejado los diferentes niveles… Al estar enlazados los estándares con todas las actividades no todo el alumnado necesitaría realizar todas las actividades para adquirir los diferentes estándares…



Protocolo de calidad de procesos…

Esta tabla que tenemos arriba la utilizamos en el día a día del colegio para la evaluación…
Como propuesta de mejora a raíz de mi autoevaluación tengo que tener claro que la evaluación inicial no se quede en un mero trámite para saber dónde se encuentran los alumnos y tener claro qué actividades son para la evaluación del proceso…



Itinerario de evaluación…


Esta imagen no se entiende sin conocer la tabla anterior… en el colegio hemos llegado al acuerdo de los porcentajes para la calificación (jugando en cada ciclo-nivel-asignatura con un +/-5%).



Herramientas de evaluación…

Estos son, más o menos, los pasos que he seguido en “mi vida docente” en cuanto a la evaluación por rúbricas…
Ahora mismo en la autoevaluación y la coevaluación de mi alumnado estoy con listas de control… ya que las veo “más sencillas” para poder realizar ellos mismos la evaluación…






viernes, 19 de abril de 2019

EXAMINANDO EL EXAMEN


La evaluación es uno de los principales pilares en los que se basa la educación en la actualidad. El hecho de evaluar y, a partir de ésta, conocer aquello que han adquirido los alumnos, es una de las claves fundamentales. Ésta nos ayuda a entender aquello que conocen los alumnos, si los contenidos curriculares se han adquirido, afianzado y si han entendido los conceptos.
El examen es todo un clásico en los colegios. Ha sobrevivido y perpetuado a lo largo de los años. Es temido por el alumnado ya que sus resultados pueden ser confortadores para unos, pero aterradores para otros.


¿Por qué ha perdurado a lo largo de los años?
Es un instrumento sencillo de utilizar.
Año tras año puedes utilizar el mismo documento, por tanto reduce el esfuerzo de preparación de forma casi radical.
Es un buen salvoconducto para justificar la calificación del alumnado ante una entrevista
con las familias.


¿Es suficiente?

Es necesario que nuestro alumnado esté acostumbrado a realizar exámenes, ya que los tendrán que hacer en un acceso a la universidad, en una oposición, en un proceso selectivo… pero como docentes no nos podemos quedar en un examen y nada más, ya que no podemos obtener ninguna información del proceso de aprendizaje de nuestros alumnos.

Con el examen no estamos recogiendo la información necesaria para evaluar a un alumno, como puede ser la creatividad, hablar en público, solucionar un problema con otras personas, realizar una investigación…

Un resultado numérico podrá ayudarte a entender dentro de una escala de valores, en qué punto se encuentra un determinado alumno pero nunca te explicará en qué se supone que está fallando ese alumno o dónde está su error de aprendizaje e incluso tampoco te ayudará a disipar las dudas de dónde estás fallando tú como docente. Por tanto, considero que la nota numérica está bien para orientarse pero nunca como para tomarla como referencia al pie de la letra y al cien por cien de fiabilidad.

Así pues, surgen dos grandes preguntas que afecta de lleno al actual sistema de evaluación y que de manera directa nos afectan como docentes: ¿Cómo consigo evaluar a un alumno para que adquiera conocimientos reales? Y ¿Cómo mediante la evaluación sé si este alumno los ha adquirido realmente?


El examen ¿el único método de evaluación?

Durante el bloque hemos conocido diferentes estrategias de evaluación: Técnicas de observación, que permiten evaluar los procesos de aprendizaje en el momento que se producen; los docentes pueden advertir los conocimientos, las habilidades, las actitudes y los valores que poseen los alumnos y cómo los utilizan en una situación determinada.
Técnicas de desempeño, aquellas que requieren que el alumno responda o realice una tarea que demuestre su aprendizaje de una determinada situación. Involucran la integración de conocimientos, habilidades, actitudes y valores puestos en juego para el logro de los aprendizajes esperados y el desarrollo de competencias.
Técnicas para el análisis del desempeño, Portfolio (concentrado de evidencias estructuradas que permiten obtener información del desempeño de los alumnos); Rúbrica (indicadores que permiten ubicar el grado de desarrollo de los conocimientos, habilidades y actitudes)


¿Qué utilizo yo en mis clases?
En mis años como docente he tenido una evolución positiva…
Comencé con las conocidas Técnicas de interrogatorio (pruebas escritas y orales)…
A los pocos años de maestro comencé a introducir Técnicas de observación ya que el día a día del aula no estaba recogido en la evaluación…
Y en estos momentos ya enlazo rúbricas, escalas de observación, exámenes, exposiciones, investigaciones… tanto de forma de heteroevaluación, coevaluación y autoevaluación.



Por tanto tenemos claro que el examen no tiene y debe ser el único método de evaluación ya que solamente realiza una evaluación de los contenidos asimilados, y memorizados, en ese momento concreto; y se deja sin evaluar las habilidades, las actitudes y los valores que poseen los alumnos.







https://www.educacionespecial.sep.gob.mx/pdf/doctos/2Academicos/h_4_Estrategias_instrumentos_evaluacion.pdf

lunes, 8 de abril de 2019

¿Evaluando para formar o para calificar?


Debemos evaluar para mejorar los resultados de la actividad educativa y no como ha sido habitual hasta ahora para sancionar, certificar, clasificar o seleccionar a los alumnos en función de esos resultados. Esto supone que la evaluación debe ser considerada como una parte integrante del proceso educativo, con una función básicamente orientadora y de control de la calidad de todas las acciones que se emprenden dentro del mismo.

En este sentido la evaluación inicial debería ser el punto de partida de esta nueva concepción de la evaluación donde los resultados no sean sólo una nota que califique al alumnado, sino que sea toda la prueba un instrumento de diagnóstico para una posterior intervención. Si nos quedamos en una nota más no tiene ningún sentido… A partir de los datos obtenidos, debemos enfocar nuestro trabajo en la unidad.
Ahora mismo estamos en el colegio inmersos en un cambio metodológico, un cambio hacia el Aprendizaje Cooperativo… Utilizar metodologías activas implica que hay que evaluar de otra maneraNo podemos cambiar la metodología sin cambiar la evaluación; esto lo hemos oído miles de veces a todo aquel que habla de innovación metodológica. Si queremos que nuestros alumnos aprendan de una manera diferente y dedicamos las sesiones a “enseñar” de una manera diferente… ¿cómo es posible que la evaluación sea de una manera tradicional? No podemos cambiar la metodología y quedarnos con un examen escrito al final de la unidad.
Hay muchos profesores que ya están utilizando herramientas de evaluación diferentes a los típicos exámenes. Evaluar de una manera más acorde a la metodología que se emplea en clase, evaluarlos de forma continua y formativa.

Como propuesta de mejora, en cuanto a la evaluación inicial, para mi práctica docente he sacado la siguiente investigando por internet…
En el libro ”Evaluación en la educación secundaria”, de la Editorial Grao propone una “Evaluación inicial” muy sencilla de preparar y que no lleva más de 5 minutos de tiempo a los alumnos (y como siempre estamos con el tiempo de la unidad muy ajustado, nos viene muy bien)
La propuesta que hacen es… pasar un formulario a los alumnos al comienzo de cada unidad preguntándoles 2 cuestiones sobre los contenidos que vamos a ver: si los han visto anteriormente, y que valoren en qué medida se acuerdan o saben eso que ya han estudiado.

¿Cuál es el OBJETIVO de esta evaluación inicial?
Dar una visión general de lo que los alumnos ya saben (y lo que no), informar sobre aquellos conceptos que no han sido bien asimilados en cursos anteriores.

¿Qué hacemos con la evaluación final?
Reducir la evaluación a su aspecto cuantitativo o acreditativo, es quizás el problema fundamental y más frecuentemente. La evaluación tradicional es positivista y enfatiza en su aspecto cuantitativo intentando la medición objetiva de variables. Los maestros dan por sentado que los procedimientos de elaboración de pruebas, calificación, etc. es sinónimo del complejo proceso de evaluar. La evaluación es para ellos determinar cuánto han aprendido los alumnos y para ello deben aplicar pruebas de conocimiento. Y al estar determinada por reglamentos preocupa menos a los maestros que otros temas educativos.

¿Qué hacemos con la coevaluación y la autoevaluación?
En mi caso, la autoevaluación y la coevaluación las aplico de forma muy sencilla en las clases… a partir de actividades de trabajo diario, exposiciones por parte de los compañeros… Estoy todavía en el primer paso de mi propuesta de estrategia de la actividad del reto 5.3 con listas de cotejo… los compañeros solo tienen que “evaluar” entre un SÍ o un NO los ítems que yo les marco al inicio… aunque puedo observar que los alumnos han mejorado considerablemente el trabajo, creo que todavía podemos subir el nivel si llegamos a realizar la coevaluación o la autoevaluación con las rúbricas, ya que el nivel de concreción aumenta.

Por tanto, si nos quedamos con “cubrir expediente” y queremos tener un “documento” que nos sirva para defender que nuestros alumnos saben o no saben unos contenidos (aunque esto último no está muy claro ni solo contenidos debemos trabajar en la escuela) hacer un examen al final de la unidad es suficiente… pero si queremos que nuestro proceso educativo sea rico y productivo tenemos que programar igual o mejor la evaluación que las sesiones de clase… y no solo con un “todopoderoso” evaluador…



viernes, 29 de marzo de 2019

Balonmano, un reto


En esta nueva entrada os voy a contar una situación, un reto, que me pasó hace unos años…

Cuando entré en el colegio, al acabar magisterio, y sin ser profesor de dicho centro, me ofrecieron ser entrenador de balonmano de un equipo infantil masculino que competía tanto a nivel local como provincial.
Como maestro especialista de educación física y aficionado a los deportes tenía unas nociones muy básicas sobre el balonmano, reglas básicas como pueden ser que se juega con las manos, que hay 7 jugadores de campo, que no se puede lanzar dentro del área… y pocas normas más.

Mi reto: Tenía que preparar el entrenamiento 3 días por semana y jugar dos partidos cada fin de semana (uno de liga local y otro de liga provincial) con adolescentes de 13-14 años.
Como entrenador tenía la tarea de ayudar a la formación del alumnado a través del deporte, en este caso, del balonmano. El deporte es una herramienta muy valiosa en la adquisición de una educación en valores, además ayuda a llevar una vida más sana, ocupando su tiempo libre de una manera lúdica y formativa.
Además, de crear hábitos físicos y deportivos que perduren a través de las siguientes etapas educativas, desarrollar las cualidades físicas del alumno y perfeccionar las capacidades técnicas y tácticas.
Todo esto es a nivel “profesional” a nivel personal mi objetivo estaba claro… conseguir hacer todo esto… sin saber jugar al balonmano.

·         ¿Qué procesos mentales empleaste para analizar la situación?
La atención. Supone que nuestra mente se centra en un estímulo concreto. El estímulo, sacar adelante un grupo de niños…

La percepción. Nos permite ver y darnos cuenta de lo que está sucediendo. Nos ayuda a interpretar. Percibes las capacidades propias de llevar un grupo de niños y las capacidades de los deportistas.
La inteligencia. Supone una capacidad de reconocer lo que sentimos, de encontrar nuestra propia motivación. La inteligencia no se basa solo en tener conocimientos y habilidades, se basa en saber gestionar nuestras propias emociones y entender las de los demás (inteligencia emocional).
El aprendizaje. Es un proceso por el que se adquieren conductas, conocimientos, creencias, valores. ¿Cómo aprendí yo? Viendo vídeos, leyendo libros, viendo entrenamientos de otros grupos…
La conciencia. No es un tipo de proceso mental, sino un conjunto de procesos mentales que implican varios aspectos como el fisiológico o el de la razón. En base a la conciencia una persona puede actuar de una forma y otra, de una manera totalmente distinta.

·          ¿Cómo resultó la elección?
Después de estudiar la situación… la mejor elección que encontré fue… la formación… aprender… para poder estar a la altura de las circunstancias, para poder estar a la altura del grupo de niños que participaban de la actividad.

Conclusión: ante nuevos retos, nuevas experiencias, nuevas circunstancias… siempre tienes que estar dispuesto a formarte, a aprender, a dar lo mejor de ti…




domingo, 17 de marzo de 2019

Equidad en la educación


Me gustaría comenzar la entrada de hoy recordando una fábula que escuché a Miguel Ángel Santos Guerra, “la gallina no es un águila defectuosa”:

“Cierta vez, los animales del bosque decidieron hacer algo para afrontar los problemas del mundo nuevo y organizaron una escuela. Adoptaron un currículum de actividades consistente en correr, trepar, nadar y volar y, para que fuera más fácil enseñarlo, todos los animales se inscribieron en todas las asignaturas.

El pato era estudiante sobresaliente en la asignatura natación. De hecho, superior a su maestro. Obtuvo un suficiente en vuelo, pero en carrera resultó deficiente. Como era de aprendizaje lento en carrera tuvo que quedarse en la escuela después de hora y abandonar la natación para practicar la carrera. Estos ejercicios continuaron hasta que sus pies membranosos se desgastaron, y entonces pasó a ser alumno apenas mediano en natación. Pero la medianía se aceptaba en la escuela, de manera que a nadie le preocupó lo sucedido salvo, como es natural, al pato.

La liebre comenzó el cuso como el alumno más distinguido en carrera pero sufrió un colapso nervioso por exceso de trabajo en natación. La ardilla era sobresaliente en trepa, hasta que manifestó un síndrome de frustración en la clase de vuelo, donde su maestro le hacía comenzar desde el suelo, en vez de hacerlo desde la cima del árbol. Por último enfermó de calambres por exceso de esfuerzo, y entonces, la calificaron con 6 en trepa y con 4 en carrera.

El águila era un alumno problema y recibió malas notas en conducta. En el curso de trepa superaba a todos los demás en el ejercicio de subir hasta la copa del árbol, pero se obstinaba en hacerlo a su manera.”

En el colegio podemos encontrar todo tipo de alumnos… tenemos alumnos pobres y ricos, tenemos niñas y niños, listos y menos listos, cultos e incultos… y todos ellos tienen el derecho de ser tratados como personas independientes y llegar a alcanzar el éxito en su aprendizaje y en las relaciones con los demás.

Y es ahora, cuando aparece el mayor de los inconvenientes que nos encontramos los maestros y maestras… tradicionalmente hemos buscado homogeneizar la enseñanza, establecer un prototipo de alumnado al que todos deben llegar. Si alguien no llega a este prototipo, encontramos una diferencia, y esta diferencia la convertimos en deficiencia.

Me gustó el símil que hacía Santos Guerra, “Una gallina es una gallina. No es un animal que tenga que catalogarse por su semejanza a un modelo. ¿Sería justo que se la maltratase con golpes, insultos y descalificaciones? ¿Sería lógico decir que ha fracasado porque tarda más que el águila en recorrer volando una determinada distancia? Una gallina es una gallina. Un águila es un águila. Estas afirmaciones que parecen obviedades cercanas al ridículo están frecuentemente negadas cuando, en la escuela, tratamos a los niños y a las niñas como si fuesen iguales.” 


¿Qué es un alumno normal para ti?
Despertamos por la mañana, suena el despertador, desayunamos, nos aseamos y vestimos, vamos al colegio en bus o en coche, cuando el semáforo está rojo nos paramos y si está de color verde continuamos la marcha, llegamos al colegio y saludamos a los conocidos… hacemos muchas cosas todos los días que consideramos parte de lo “normal” pero ¿nos preguntamos que es “normal” y que es no ser “normal”? Podemos hablar de normal a lo que se ajusta a ciertas reglas o normas. Y todo aquello que se sale de la “regla” genera molestia. Y esto también pasa con las personas, y como no, con nuestro alumnado.

Pero vamos a pensar en los grandes genios de la historia… ¿cuántos han sido considerados “normales”? Todas las personas son diferentes entre sí. No hay un niño exactamente igual a otro, ni siquiera dos hermanos gemelos se pueden considerar idénticos. Su historia es distinta, sus vivencias son diferentes. Cada uno es único, irrepetible, irreemplazable…


¿Cómo crees que te hubiera descrito esta maestra?
Yo, en esta cuestión, voy a salir beneficiado… ya que sería de los alumnos catalogados como “normales”. No daba mucho el follón en clase, solía realizar las tareas escolares a tiempo, mi familia entraba dentro de los parámetros de la época (papá, mamá, hermano mayor y hermano pequeño). Con una buena educación pero algo tímido e introvertido…


¿Cómo crees que afecta esto en el alumnado?
Aquí podemos, y debemos, pensar en la fábula anterior… el pato pasó de ser sobresaliente en natación a mediano debido al problema en sus aletas, la liebre bajó en carrera, y así cada uno de los animales.

Pues, lo mismo nos va, y nos está pasando en la escuela. Un alumno que no se sabe expresar de forma óptima de forma escrita pero sí mediante la música, por ejemplo, como le tendremos día a día repitiendo unas redacciones en lugar de fortaleciendo su valor musical… perderá, o no alcanzará, todo su potencial musical.



La diversidad debe ser un valor para todos los docentes. Los profesores preparamos las clases pensando en un “niño normal” y a los que no están dentro de estos parámetros, a los diferentes les decimos que cambien, que se adapten, en lugar de cambiar nuestra clase y adaptarnos a ellos. ¿No sería el progreso mayor para todo el alumnado si nuestra clase tuviera variedad? ¿No tendría más calidad y mayor riqueza si tuviéramos variedad de actividades acordes con todo el alumnado?

Lo bueno de todo esto… es que poco a poco ya se va escuchando en la escuela la palabra “diversidad” entre los docentes y poco a poco se va trabajando en el aula pensando no solo en los niños “normales”.


Referencias





domingo, 10 de marzo de 2019

CRECIENDO GRACIAS AL FEEDBACK


Como hemos visto en la tarea anterior del curso el feedback es una herramienta, para potenciar las habilidades de los demás y facilitar su aprendizaje y la podemos utilizar en nuestra vida personal y profesional, el feedback busca ayudar al receptor del mismo a mejorar.

La mentalidad de crecimiento, expresión acuñada por Carol S. Dweck, profesora de psicología de la Universidad de Stanford, viene a ser una declaración de intenciones sobre qué actitud debemos abordar para la consecución de una meta, para la obtención de un éxito.

Por tanto… el feedback para el crecimiento, el que es verdadero alimento, se basa en palabras, frases, expresiones, gestos y diálogos sinceros.



¿Cómo funciona nuestro cerebro?
Nuestro cerebro es un órgano complejo que trabaja en paralelo realizando continuas predicciones y asimilando información a través de la asociación de  patrones ya conocidos. Como es muy maleable, las experiencias vitales hacen que se vaya reorganizando y es este proceso de adaptación continua el que nos permite aprender durante toda la vida, lo cual tiene enormes repercusiones educativas. Conocer que nuestro cerebro es plástico, que podemos generar nuevas neuronas o que la inteligencia es una capacidad maleable constituye una puerta abierta a la esperanza porque permite desarrollar lo que Carol Dweck llama mentalidad de crecimiento, aquella que nos permite afrontar mejor los retos al creer que nuestras habilidades personales pueden desarrollarse. La mejora siempre es posible.
Las creencias previas de los alumnos (también las de los profesores) sobre su inteligencia condicionan la forma que tienen de afrontar los retos. Algunos creen que la inteligencia es fija y que debido a los determinismos genéticos no podemos hacer nada para cambiarla, mientras que otros creen que sí podemos desarrollarla y mejorarla mediante la Educación. Y esta diferente forma de entender la inteligencia repercute en el rendimiento académico del alumno.


La evaluación dentro del enfoque tradicional
En un enfoque tradicional de evaluación de los aprendizajes, la retroalimentación tiene escaso interés para los alumnos, porque se refiere a una tarea o prueba que ya fue entregada y que ya obtuvo una calificación que no se puede cambiar y porque, probablemente, ya no es útil porque  se recibe cuando ya se cambió de tema, de unidad, o de actividad de aprendizaje.


¿Qué pasa si usamos la calificación cómo único feedback?
En mis años de docente en 3er ciclo de educación primaria, he estado trabajando en un 90% de las situaciones como he expuesto en el enfoque tradicional de la evaluación. Unidad didáctica= control… Por tanto, cuando saben la calificación, ya estamos en una unidad diferente, o vamos a comenzarla… nos quedaría la “posibilidad” de una recuperación… que no es más que volver a preguntar lo mismo sin hacer nada diferente antes…


¿Cómo hacer que los estudiantes utilicen el feedback? 
Quizás la mejor respuesta es cambiando el modelo de evaluación hacia un enfoque progresivo o
continuado (sí, como dice la norma, evaluación continua). Una posibilidad que quiero empezar a utilizar en mi aula es escogiendo un conjunto de aprendizajes complejos y fundamentales y trabajarlos a través de una actividad de aprendizaje  -la misma- que progresa a lo largo del curso.

Los estudiantes podrían entregar varias veces una versión de la actividad, para que sea evaluada y reciben feedback respecto a ella. En cada entrega se pondría una calificación, pero cada vez esta nota reemplaza a  la anterior, o bien, cada calificación tiene una ponderación mayor que la anterior en la evaluación de la asignatura. Ya que con cada entrega aumentan los aprendizajes.


Concluyendo…
Por tanto, como docentes, debemos conseguir una retroalimentación que consiga acercar la brecha entre un nivel actual de nuestros alumnos y el nivel deseado que nos hemos planteado al inicio del curso, del trimestre o de la unidad. Y esto se aleja mucho de unidad=examen.



Referencias:

domingo, 24 de febrero de 2019

Proceso sistemático y continuo que entrega información objetiva acerca de los objetivos establecidos


¿Cómo la evaluación contribuye al éxito?

Para la rae, evaluar tiene 3 acepciones: Señalar el valor de algo (en la escuela nos quedamos en la mayoría de las situaciones con esta definición); Estimar, apreciar, calcular el valor de algo; Estimar los conocimientos, aptitudes y rendimiento de los alumnos.

La evaluación educativa es “un proceso que debe llevarse a cabo de forma continua y personalizada que ha de tener por objeto tanto los aprendizajes de los alumnos como los procesos de enseñanza” (“Los Compromisos de la Evaluación Educativa” de Santiago Castillo Arredondo)

En educación se hace necesaria la presencia de la evaluación. Es una herramienta de gran importancia para el proceso de aprendizaje. Forma parte del proceso educativo. La información que se obtiene a través de la evaluación nos ayuda a orientar al alumno.

Por tanto, ¿qué hacemos día a día en el aula? ¿Utilizamos la evaluación en el proceso  educativo? Reflexionando sobre esas dos últimas preguntas, llegamos a la conclusión que la evaluación la realizamos con un acto concreto, en una materia (en muchos casos conceptos únicamente) concreta, un día concreto, y con un único instrumento. Se nos olvida valorar el proceso y valorar la persona.

Si todo el trabajo de dos semanas (por poner una estimación de tiempo “común”, una unidad didáctica) lo llevamos a evaluarlo a “el día del examen”… ¿qué presión tienen nuestro alumnado?

Poniendo un ejemplo sencillo de visualizar como es el aprendizaje de la natación… Un alumno que no sabe nadar comienza nuestras clases… le hacemos una serie de ejercicios durante un tiempo prolongado, ¿le damos continuo feedback? ¿corregimos, valoramos, evaluamos continuamente? ¿ve resultados día a día que se lanza a la piscina?. Al final del proceso, de nuestras clases, este alumno es capaz de irse a la piscina o a la playa… podemos darle una “evaluación positiva” podemos decir que nuestra evaluación diaria ha contribuido al éxito en dicho alumno…

¿Por qué no hacemos esto dentro del aula? Si al empezar un “tema nuevo” conocemos los “conocimientos previos” del alumnado, y vamos teniendo este feedback diario, vamos reconduciendo los aprendizajes, es muy p
osible que lleguemos al final del proceso al éxito del aprendizaje.

¿Qué pasa si confundimos evaluación con calificación?
Si nos quedamos con la calificación, nos quedamos “valorando un producto o un resultado”, olvidamos el “Proceso sistemático y continuo que entrega información objetiva acerca de los objetivos establecidos”.