Como hemos visto en la tarea anterior del curso el feedback es una herramienta, para potenciar
las habilidades de los demás y facilitar su aprendizaje y la podemos
utilizar en nuestra vida personal y profesional, el feedback busca ayudar al receptor del mismo a mejorar.
La mentalidad de crecimiento, expresión acuñada por Carol S.
Dweck, profesora de psicología de la Universidad de Stanford, viene a
ser una declaración de intenciones sobre qué actitud debemos abordar para la consecución
de una meta, para la obtención de un éxito.
Por tanto… el feedback para el crecimiento, el que es verdadero
alimento, se basa en palabras, frases, expresiones, gestos y diálogos sinceros.
¿Cómo funciona nuestro cerebro?
Nuestro cerebro es un órgano complejo que trabaja en paralelo
realizando continuas predicciones y asimilando información a través de la
asociación de patrones ya conocidos. Como es muy maleable, las
experiencias vitales hacen que se vaya reorganizando y es este proceso de
adaptación continua el que nos permite aprender durante toda la vida, lo cual
tiene enormes repercusiones educativas. Conocer que nuestro cerebro es
plástico, que podemos generar nuevas neuronas o que la inteligencia es una
capacidad maleable constituye una puerta abierta a la esperanza porque permite
desarrollar lo que Carol Dweck llama mentalidad de crecimiento, aquella que nos
permite afrontar mejor los retos al creer que nuestras habilidades personales
pueden desarrollarse. La mejora siempre es posible.
Las creencias previas de los alumnos (también las de los
profesores) sobre su inteligencia condicionan la forma que tienen de afrontar
los retos. Algunos creen que la inteligencia es fija y que debido a los
determinismos genéticos no podemos hacer nada para cambiarla, mientras que
otros creen que sí podemos desarrollarla y mejorarla mediante la Educación. Y
esta diferente forma de entender la inteligencia repercute en el rendimiento
académico del alumno.
La
evaluación dentro del enfoque tradicional
En un
enfoque tradicional de evaluación de los aprendizajes, la retroalimentación
tiene escaso interés para los alumnos, porque se refiere a una tarea o prueba
que ya fue entregada y que ya obtuvo una calificación que no se puede cambiar y
porque, probablemente, ya no es útil porque se recibe cuando ya se
cambió de tema, de unidad, o de actividad de aprendizaje.
¿Qué
pasa si usamos la calificación cómo único feedback?
En mis años de docente
en 3er ciclo de educación primaria, he estado trabajando en un 90% de las
situaciones como he expuesto en el enfoque tradicional de la evaluación. Unidad
didáctica= control… Por tanto, cuando saben la calificación, ya estamos en una
unidad diferente, o vamos a comenzarla… nos quedaría la “posibilidad” de una
recuperación… que no es más que volver a preguntar lo mismo sin hacer nada
diferente antes…
¿Cómo hacer que los estudiantes utilicen el feedback?
Quizás la mejor
respuesta es cambiando el modelo de evaluación hacia un enfoque progresivo o
continuado
(sí, como dice la norma, evaluación continua). Una posibilidad que quiero
empezar a utilizar en mi aula es escogiendo un conjunto de aprendizajes
complejos y fundamentales y trabajarlos a través de una actividad de
aprendizaje -la misma- que progresa a lo largo del curso.
Los estudiantes podrían
entregar varias veces una versión de la actividad, para que sea evaluada y
reciben feedback respecto a ella. En cada entrega se pondría una calificación,
pero cada vez esta nota reemplaza a la anterior, o bien, cada
calificación tiene una ponderación mayor que la anterior en la evaluación de la
asignatura. Ya que con cada entrega aumentan los aprendizajes.
Concluyendo…
Por tanto, como docentes, debemos conseguir una retroalimentación
que consiga acercar la brecha entre un nivel actual de nuestros alumnos y el nivel
deseado que nos hemos planteado al inicio del curso, del trimestre o de la
unidad. Y esto se aleja mucho de unidad=examen.
Referencias:
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