domingo, 10 de marzo de 2019

CRECIENDO GRACIAS AL FEEDBACK


Como hemos visto en la tarea anterior del curso el feedback es una herramienta, para potenciar las habilidades de los demás y facilitar su aprendizaje y la podemos utilizar en nuestra vida personal y profesional, el feedback busca ayudar al receptor del mismo a mejorar.

La mentalidad de crecimiento, expresión acuñada por Carol S. Dweck, profesora de psicología de la Universidad de Stanford, viene a ser una declaración de intenciones sobre qué actitud debemos abordar para la consecución de una meta, para la obtención de un éxito.

Por tanto… el feedback para el crecimiento, el que es verdadero alimento, se basa en palabras, frases, expresiones, gestos y diálogos sinceros.



¿Cómo funciona nuestro cerebro?
Nuestro cerebro es un órgano complejo que trabaja en paralelo realizando continuas predicciones y asimilando información a través de la asociación de  patrones ya conocidos. Como es muy maleable, las experiencias vitales hacen que se vaya reorganizando y es este proceso de adaptación continua el que nos permite aprender durante toda la vida, lo cual tiene enormes repercusiones educativas. Conocer que nuestro cerebro es plástico, que podemos generar nuevas neuronas o que la inteligencia es una capacidad maleable constituye una puerta abierta a la esperanza porque permite desarrollar lo que Carol Dweck llama mentalidad de crecimiento, aquella que nos permite afrontar mejor los retos al creer que nuestras habilidades personales pueden desarrollarse. La mejora siempre es posible.
Las creencias previas de los alumnos (también las de los profesores) sobre su inteligencia condicionan la forma que tienen de afrontar los retos. Algunos creen que la inteligencia es fija y que debido a los determinismos genéticos no podemos hacer nada para cambiarla, mientras que otros creen que sí podemos desarrollarla y mejorarla mediante la Educación. Y esta diferente forma de entender la inteligencia repercute en el rendimiento académico del alumno.


La evaluación dentro del enfoque tradicional
En un enfoque tradicional de evaluación de los aprendizajes, la retroalimentación tiene escaso interés para los alumnos, porque se refiere a una tarea o prueba que ya fue entregada y que ya obtuvo una calificación que no se puede cambiar y porque, probablemente, ya no es útil porque  se recibe cuando ya se cambió de tema, de unidad, o de actividad de aprendizaje.


¿Qué pasa si usamos la calificación cómo único feedback?
En mis años de docente en 3er ciclo de educación primaria, he estado trabajando en un 90% de las situaciones como he expuesto en el enfoque tradicional de la evaluación. Unidad didáctica= control… Por tanto, cuando saben la calificación, ya estamos en una unidad diferente, o vamos a comenzarla… nos quedaría la “posibilidad” de una recuperación… que no es más que volver a preguntar lo mismo sin hacer nada diferente antes…


¿Cómo hacer que los estudiantes utilicen el feedback? 
Quizás la mejor respuesta es cambiando el modelo de evaluación hacia un enfoque progresivo o
continuado (sí, como dice la norma, evaluación continua). Una posibilidad que quiero empezar a utilizar en mi aula es escogiendo un conjunto de aprendizajes complejos y fundamentales y trabajarlos a través de una actividad de aprendizaje  -la misma- que progresa a lo largo del curso.

Los estudiantes podrían entregar varias veces una versión de la actividad, para que sea evaluada y reciben feedback respecto a ella. En cada entrega se pondría una calificación, pero cada vez esta nota reemplaza a  la anterior, o bien, cada calificación tiene una ponderación mayor que la anterior en la evaluación de la asignatura. Ya que con cada entrega aumentan los aprendizajes.


Concluyendo…
Por tanto, como docentes, debemos conseguir una retroalimentación que consiga acercar la brecha entre un nivel actual de nuestros alumnos y el nivel deseado que nos hemos planteado al inicio del curso, del trimestre o de la unidad. Y esto se aleja mucho de unidad=examen.



Referencias:

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