La evaluación
es uno de los principales pilares en los que se basa la educación en la
actualidad. El hecho de evaluar y, a partir de ésta, conocer aquello que han
adquirido los alumnos, es una de las claves fundamentales. Ésta nos ayuda a
entender aquello que conocen los alumnos, si los contenidos curriculares se han
adquirido, afianzado y si han entendido los conceptos.
El examen es
todo un clásico en los colegios. Ha sobrevivido y perpetuado a lo largo de los
años. Es temido por el alumnado ya que sus resultados pueden ser confortadores
para unos, pero aterradores para otros.
¿Por qué ha perdurado a lo largo de los años?
Es un instrumento sencillo de utilizar.
Año tras año puedes utilizar el mismo
documento, por tanto reduce el esfuerzo de preparación de forma casi radical.
Es un buen salvoconducto para justificar la
calificación del alumnado ante una entrevista con las familias.
¿Es suficiente?
Es necesario
que nuestro alumnado esté acostumbrado a realizar exámenes, ya que los tendrán
que hacer en un acceso a la universidad, en una oposición, en un proceso
selectivo… pero como docentes no nos podemos quedar en un examen y nada más, ya
que no podemos obtener ninguna información del proceso de aprendizaje de
nuestros alumnos.
Con el examen
no estamos recogiendo la información necesaria para evaluar a un alumno, como
puede ser la creatividad, hablar en público, solucionar un problema con otras
personas, realizar una investigación…
Un resultado
numérico podrá ayudarte a entender dentro de una escala de valores, en qué
punto se encuentra un determinado alumno pero nunca te explicará en qué se
supone que está fallando ese alumno o dónde está su error de aprendizaje e
incluso tampoco te ayudará a disipar las dudas de dónde estás fallando tú como
docente. Por tanto, considero que la nota numérica está bien para orientarse
pero nunca como para tomarla como referencia al pie de la letra y al cien por
cien de fiabilidad.
Así pues,
surgen dos grandes preguntas que afecta de lleno al actual sistema de
evaluación y que de manera directa nos afectan como docentes: ¿Cómo consigo
evaluar a un alumno para que adquiera conocimientos reales? Y ¿Cómo mediante la
evaluación sé si este alumno los ha adquirido realmente?
El examen ¿el único método de evaluación?
Durante el
bloque hemos conocido diferentes estrategias de evaluación: Técnicas de observación, que permiten
evaluar los procesos de aprendizaje en el momento que se producen; los docentes
pueden advertir los conocimientos, las habilidades, las actitudes y los valores
que poseen los alumnos y cómo los utilizan en una situación determinada.
Técnicas de desempeño, aquellas que requieren que el alumno responda
o realice una tarea que demuestre su aprendizaje de una determinada situación.
Involucran la integración de conocimientos, habilidades, actitudes y valores
puestos en juego para el logro de los aprendizajes esperados y el desarrollo de
competencias.
Técnicas para el análisis del desempeño, Portfolio (concentrado de evidencias
estructuradas que permiten obtener información del desempeño de los alumnos);
Rúbrica (indicadores que permiten ubicar el grado de desarrollo de los
conocimientos, habilidades y actitudes)
¿Qué utilizo yo en mis clases?
En mis años
como docente he tenido una evolución positiva…
Comencé con
las conocidas Técnicas de interrogatorio
(pruebas escritas y orales)…
A los pocos
años de maestro comencé a introducir Técnicas
de observación ya que el día a día del aula no estaba recogido en la
evaluación…
Y en estos
momentos ya enlazo rúbricas, escalas de observación, exámenes, exposiciones,
investigaciones… tanto de forma de heteroevaluación, coevaluación y
autoevaluación.
Por tanto
tenemos claro que el examen no tiene y debe ser el único método de evaluación
ya que solamente realiza una evaluación de los contenidos asimilados, y
memorizados, en ese momento concreto; y se deja sin evaluar las habilidades,
las actitudes y los valores que poseen los alumnos.