domingo, 17 de marzo de 2019

Equidad en la educación


Me gustaría comenzar la entrada de hoy recordando una fábula que escuché a Miguel Ángel Santos Guerra, “la gallina no es un águila defectuosa”:

“Cierta vez, los animales del bosque decidieron hacer algo para afrontar los problemas del mundo nuevo y organizaron una escuela. Adoptaron un currículum de actividades consistente en correr, trepar, nadar y volar y, para que fuera más fácil enseñarlo, todos los animales se inscribieron en todas las asignaturas.

El pato era estudiante sobresaliente en la asignatura natación. De hecho, superior a su maestro. Obtuvo un suficiente en vuelo, pero en carrera resultó deficiente. Como era de aprendizaje lento en carrera tuvo que quedarse en la escuela después de hora y abandonar la natación para practicar la carrera. Estos ejercicios continuaron hasta que sus pies membranosos se desgastaron, y entonces pasó a ser alumno apenas mediano en natación. Pero la medianía se aceptaba en la escuela, de manera que a nadie le preocupó lo sucedido salvo, como es natural, al pato.

La liebre comenzó el cuso como el alumno más distinguido en carrera pero sufrió un colapso nervioso por exceso de trabajo en natación. La ardilla era sobresaliente en trepa, hasta que manifestó un síndrome de frustración en la clase de vuelo, donde su maestro le hacía comenzar desde el suelo, en vez de hacerlo desde la cima del árbol. Por último enfermó de calambres por exceso de esfuerzo, y entonces, la calificaron con 6 en trepa y con 4 en carrera.

El águila era un alumno problema y recibió malas notas en conducta. En el curso de trepa superaba a todos los demás en el ejercicio de subir hasta la copa del árbol, pero se obstinaba en hacerlo a su manera.”

En el colegio podemos encontrar todo tipo de alumnos… tenemos alumnos pobres y ricos, tenemos niñas y niños, listos y menos listos, cultos e incultos… y todos ellos tienen el derecho de ser tratados como personas independientes y llegar a alcanzar el éxito en su aprendizaje y en las relaciones con los demás.

Y es ahora, cuando aparece el mayor de los inconvenientes que nos encontramos los maestros y maestras… tradicionalmente hemos buscado homogeneizar la enseñanza, establecer un prototipo de alumnado al que todos deben llegar. Si alguien no llega a este prototipo, encontramos una diferencia, y esta diferencia la convertimos en deficiencia.

Me gustó el símil que hacía Santos Guerra, “Una gallina es una gallina. No es un animal que tenga que catalogarse por su semejanza a un modelo. ¿Sería justo que se la maltratase con golpes, insultos y descalificaciones? ¿Sería lógico decir que ha fracasado porque tarda más que el águila en recorrer volando una determinada distancia? Una gallina es una gallina. Un águila es un águila. Estas afirmaciones que parecen obviedades cercanas al ridículo están frecuentemente negadas cuando, en la escuela, tratamos a los niños y a las niñas como si fuesen iguales.” 


¿Qué es un alumno normal para ti?
Despertamos por la mañana, suena el despertador, desayunamos, nos aseamos y vestimos, vamos al colegio en bus o en coche, cuando el semáforo está rojo nos paramos y si está de color verde continuamos la marcha, llegamos al colegio y saludamos a los conocidos… hacemos muchas cosas todos los días que consideramos parte de lo “normal” pero ¿nos preguntamos que es “normal” y que es no ser “normal”? Podemos hablar de normal a lo que se ajusta a ciertas reglas o normas. Y todo aquello que se sale de la “regla” genera molestia. Y esto también pasa con las personas, y como no, con nuestro alumnado.

Pero vamos a pensar en los grandes genios de la historia… ¿cuántos han sido considerados “normales”? Todas las personas son diferentes entre sí. No hay un niño exactamente igual a otro, ni siquiera dos hermanos gemelos se pueden considerar idénticos. Su historia es distinta, sus vivencias son diferentes. Cada uno es único, irrepetible, irreemplazable…


¿Cómo crees que te hubiera descrito esta maestra?
Yo, en esta cuestión, voy a salir beneficiado… ya que sería de los alumnos catalogados como “normales”. No daba mucho el follón en clase, solía realizar las tareas escolares a tiempo, mi familia entraba dentro de los parámetros de la época (papá, mamá, hermano mayor y hermano pequeño). Con una buena educación pero algo tímido e introvertido…


¿Cómo crees que afecta esto en el alumnado?
Aquí podemos, y debemos, pensar en la fábula anterior… el pato pasó de ser sobresaliente en natación a mediano debido al problema en sus aletas, la liebre bajó en carrera, y así cada uno de los animales.

Pues, lo mismo nos va, y nos está pasando en la escuela. Un alumno que no se sabe expresar de forma óptima de forma escrita pero sí mediante la música, por ejemplo, como le tendremos día a día repitiendo unas redacciones en lugar de fortaleciendo su valor musical… perderá, o no alcanzará, todo su potencial musical.



La diversidad debe ser un valor para todos los docentes. Los profesores preparamos las clases pensando en un “niño normal” y a los que no están dentro de estos parámetros, a los diferentes les decimos que cambien, que se adapten, en lugar de cambiar nuestra clase y adaptarnos a ellos. ¿No sería el progreso mayor para todo el alumnado si nuestra clase tuviera variedad? ¿No tendría más calidad y mayor riqueza si tuviéramos variedad de actividades acordes con todo el alumnado?

Lo bueno de todo esto… es que poco a poco ya se va escuchando en la escuela la palabra “diversidad” entre los docentes y poco a poco se va trabajando en el aula pensando no solo en los niños “normales”.


Referencias





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