¿Cómo la evaluación contribuye al éxito?
Para la rae, evaluar tiene 3
acepciones: Señalar el valor de algo (en la escuela nos quedamos en la mayoría
de las situaciones con esta definición); Estimar, apreciar, calcular el valor
de algo; Estimar los conocimientos, aptitudes y rendimiento de los alumnos.
La evaluación educativa es “un
proceso que debe llevarse a cabo de forma continua y personalizada que ha de
tener por objeto tanto los aprendizajes de los alumnos como los procesos de
enseñanza” (“Los Compromisos de la Evaluación Educativa” de Santiago
Castillo Arredondo)
En educación se hace necesaria la
presencia de la evaluación. Es una herramienta de gran importancia para el proceso
de aprendizaje. Forma parte del proceso educativo. La información que se
obtiene a través de la evaluación nos ayuda a orientar al alumno.
Por
tanto, ¿qué hacemos día a día en el aula? ¿Utilizamos la evaluación en el
proceso educativo? Reflexionando sobre
esas dos últimas preguntas, llegamos a la conclusión que la evaluación la
realizamos con un acto concreto, en una materia (en muchos casos conceptos
únicamente) concreta, un día concreto, y con un único instrumento. Se nos
olvida valorar el proceso y valorar la persona.
Si todo el trabajo de dos semanas
(por poner una estimación de tiempo “común”, una unidad didáctica) lo llevamos
a evaluarlo a “el día del examen”… ¿qué presión tienen nuestro alumnado?
Poniendo un ejemplo sencillo de
visualizar como es el aprendizaje de la natación… Un alumno que no sabe nadar
comienza nuestras clases… le hacemos una serie de ejercicios durante un tiempo
prolongado, ¿le damos continuo feedback? ¿corregimos, valoramos, evaluamos
continuamente? ¿ve resultados día a día que se lanza a la piscina?. Al final
del proceso, de nuestras clases, este alumno es capaz de irse a la piscina o a
la playa… podemos darle una “evaluación positiva” podemos decir que nuestra
evaluación diaria ha contribuido al éxito en dicho alumno…
¿Por qué no hacemos esto dentro
del aula? Si al empezar un “tema nuevo” conocemos los “conocimientos previos”
del alumnado, y vamos teniendo este feedback diario, vamos reconduciendo los
aprendizajes, es muy p
osible que lleguemos al final del proceso al éxito del
aprendizaje.
¿Qué pasa si confundimos
evaluación con calificación?
Si nos quedamos con la
calificación, nos quedamos “valorando un producto o un resultado”, olvidamos el
“Proceso sistemático y continuo que entrega información objetiva acerca de los
objetivos establecidos”.