Debemos evaluar para
mejorar los resultados de la actividad educativa y no como ha sido habitual
hasta ahora para sancionar, certificar, clasificar o seleccionar a los alumnos
en función de esos resultados. Esto supone que la evaluación debe ser
considerada como una parte integrante
del proceso educativo, con una función básicamente orientadora y de control
de la calidad de todas las acciones que se emprenden dentro del mismo.
En este sentido la evaluación
inicial debería ser el punto de partida de esta nueva concepción de la
evaluación donde los resultados no sean sólo una nota que califique al
alumnado, sino que sea toda la prueba un instrumento de diagnóstico para una
posterior intervención. Si nos quedamos en una nota más no tiene ningún
sentido… A partir de los datos obtenidos, debemos enfocar nuestro trabajo en la
unidad.
Ahora mismo estamos en el colegio inmersos en un cambio
metodológico, un cambio hacia el Aprendizaje Cooperativo… Utilizar metodologías
activas implica que hay que evaluar de otra manera. No
podemos cambiar la metodología sin cambiar la evaluación; esto lo hemos
oído miles de veces a todo aquel que habla de innovación metodológica. Si
queremos que nuestros alumnos aprendan de una manera diferente y dedicamos las
sesiones a “enseñar” de una manera diferente… ¿cómo es posible que la
evaluación sea de una manera tradicional? No podemos cambiar la metodología y
quedarnos con un examen escrito al final de la unidad.
Hay muchos profesores que ya están utilizando herramientas de
evaluación diferentes a los típicos exámenes. Evaluar de una manera más acorde
a la metodología que se emplea en clase, evaluarlos de forma continua y
formativa.
Como propuesta de mejora, en cuanto a la evaluación inicial, para
mi práctica docente he sacado la siguiente investigando por internet…
En el libro ”Evaluación en la educación secundaria”, de la
Editorial Grao propone una “Evaluación inicial” muy sencilla de preparar y que
no lleva más de 5 minutos de tiempo a los alumnos (y como siempre estamos con
el tiempo de la unidad muy ajustado, nos viene muy bien)
La propuesta que hacen es… pasar un formulario a los alumnos al
comienzo de cada unidad preguntándoles 2 cuestiones sobre los contenidos que
vamos a ver: si los han visto anteriormente, y que valoren en qué medida se
acuerdan o saben eso que ya han estudiado.
¿Cuál es el OBJETIVO de esta evaluación inicial?
Dar una visión general de lo que los alumnos ya saben (y
lo que no), informar sobre aquellos conceptos que no han sido bien asimilados
en cursos anteriores.
Reducir la evaluación a su aspecto
cuantitativo o acreditativo, es quizás el problema fundamental y más
frecuentemente. La evaluación tradicional es positivista y enfatiza en su
aspecto cuantitativo intentando la medición objetiva de variables. Los maestros
dan por sentado que los procedimientos de elaboración de pruebas, calificación,
etc. es sinónimo del complejo proceso de evaluar. La evaluación es para ellos
determinar cuánto han aprendido los alumnos y para ello deben aplicar pruebas
de conocimiento. Y al estar determinada por reglamentos preocupa menos a los
maestros que otros temas educativos.
¿Qué hacemos con la coevaluación y la autoevaluación?
En mi caso, la autoevaluación y la coevaluación las aplico de
forma muy sencilla en las clases… a partir de actividades de trabajo diario,
exposiciones por parte de los compañeros… Estoy todavía en el primer paso de mi
propuesta de estrategia de la actividad del reto 5.3 con listas de cotejo… los
compañeros solo tienen que “evaluar” entre un SÍ o un NO los ítems que yo les
marco al inicio… aunque puedo observar que los alumnos han mejorado
considerablemente el trabajo, creo que todavía podemos subir el nivel si
llegamos a realizar la coevaluación o la autoevaluación con las rúbricas, ya
que el nivel de concreción aumenta.
Por tanto, si nos quedamos con “cubrir expediente” y queremos
tener un “documento” que nos sirva para defender que nuestros alumnos saben o
no saben unos contenidos (aunque esto último no está muy claro ni solo
contenidos debemos trabajar en la escuela) hacer un examen al final de la
unidad es suficiente… pero si queremos que nuestro proceso educativo sea rico y
productivo tenemos que programar igual o mejor la evaluación que las sesiones
de clase… y no solo con un “todopoderoso” evaluador…
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